Por Mónica Pérez de las Heras, Colaboradora en La Salle International Graduate School of Business y Autora de “Escribe, Habla, Seduce”, de LID Editorial

Si quieres romper con la monotonía de charlas, conferencias y presentaciones aburridas, quieres innovar y avanzar en el mundo de la Oratoria, no puedes perderte tres herramientas que hoy en día son fundamentales para luchar contra la “muerte por PowerPoint”.

El llamado arte del “storytelling” -contar historias- no es algo nuevo. Ya los primeros oradores de la Antigüedad incluían relatos en sus exposiciones orales puesto que es una manera de hacer llegar al auditorio cualquier mensaje. Hoy en día cualquier persona que habla en público sabe incluir anécdotas –propias o de otros-, cuentos o metáforas en sus alocuciones.

Para ello es preciso considerar lo siguiente:

1. Respetar al autor: es verdad que podemos contar relatos que hemos escuchado en otros conferenciantes e integrarlos en nuestras charlas pero siempre debemos citar la fuente. Da muy mala sensación –y he podido comprobarlo en persona- escuchar la misma historia contada por dos ponentes distintos y cada uno indicando que le había ocurrido a él, para luego comprobar que es una metáfora o un relato escrito por alguien conocido y que está publicada en algún libro. Lo que escuchamos contar a otros autores nos puede ayudar a crear nuestras propias historias, recordar nuestras anécdotas o hacer partícipe al público de algo que hemos escuchado. Pero perderás toda tu credibilidad si cuentas algo como tuyo que la gente puede comprobar que no lo es.

2. Respetar el LNV y LPV que necesitan: el lenguaje no verbal y el lenguaje paraverbal son fundamentales para explicar una anécdota, una historia triste o una metáfora. Si nuestra historia tiene congruencia en los tres tipos de lenguaje el éxito está asegurado.

3. Indicar si las historias son reales: es tan lícito narrar una historia real como inventada pero merece la pena que si es verdad que ha sucedido se lo hagamos saber al auditorio. Si es una anécdota nuestra nos hará más humanos ante los ojos de los que nos escuchan y si es un hecho ocurrido en la vida real puede ser que alguien más lo conozca y se identifique con lo que estamos relatando.

Pecha Kucha

Astrid Klein y Mark Dytham son dos arquitectos que trabajan de forma internacional con sede en Japón. Ellos fueron los que se percataron de que su gremio era uno de los más aburridos cuando tenían una presentación de diapositivas que hacer y un micrófono en la mano. Por ello se les ocurrió diseñar un sistema en el que las exposiciones fueran más dinámicas.

El término Pecha Kucha procede del japonés y sirve para identificar el sonido que hacen las personas al hablar. La idea original consiste en realizar una presentación breve sobre cualquier tema, eso sí, ajustándose de forma estricta a una longitud y a un tiempo. Así, el formato consta de 20 diapositivas que deben exponerse en 6 minutos y 40 segundos, es decir, cada una está a la vista 20 segundos. La presentación va pasando sola de manera que al finalizar el tiempo se para. Lo bueno de este formato es que permite la participación de muchas personas en un evento, cada una contando cosas muy diferentes y de manera muy rápida, evitando aburrir al auditorio.

Este proyecto comenzó en Tokio en 2003 pero hoy en día se desarrolla en casi 90 países. Al principio era algo que hacían arquitectos y diseñadores pero hoy en día cualquiera puede participar en una Pecha Kucha night.

La idea es contar algo que te guste, que te entusiasme y conseguir hacerlo en el tiempo estipulado. No es necesario para ello ser un gran orador, el objetivo es que todo el mundo que le apetezca pueda hacerlo.

Este formato que de forma lúdica se va extendiendo por todo el mundo ya se está usando también en el mundo de los negocios.

Elevator Pitch

Una de las actividades que más están aprendiendo los emprendedores hoy en día es a realizar lo que se denomina en inglés elevator pitch, charla del ascensor. Lo que se pretende con este tipo de discurso breve es explicar en muy pocos minutos, el tiempo que tarda un ascensor en llegar a su destino, lo más importante de nuestro negocio, de manera que la persona que nos escucha quede interesada sobre el tema.

La duración es variable, de 30 segundos a 2 minutos, y en ese tiempo debes:

  • Indicar a qué se dedica tu empresa: es un buen ejercicio de síntesis para lo cual debes emplear las palabras más sencillas que puedas.
  • Utilizar pocas ideas pero potentes: elige bien los conceptos clave y deja a un lado los superfluos.
  • Generar curiosidad y apelar a las emociones: tratamos de llamar la atención de la otra persona así que debemos generar en él curiosidad y tocarle en la emoción.
  • Explicar qué hace diferente tu empresa de la competencia: en qué nos distinguimos de lo que ya se está haciendo, por qué somos diferentes, le tiene que quedar muy claro.
  • Tratar de cerrar el siguiente encuentro: entrega tu tarjeta, solicita una reunión o indica que le llamarás.

Según Aileen Pincus, experta en presentaciones, saber realizar un buen elevator pitch es fundamental para cualquier empresario. Hoy en día andamos tan escasos de tiempo que necesitamos que la información sobre nuestra empresa llegue a la otra persona lo más eficaz y rápido posible. Dice Pincus que este tipo de discurso es “el método más efectivo para llegar con éxito a nuevos compradores y clientes”.

“Storytelling”, Pecha Kucha y “Elevator Pitch” son, por tanto, tres formas estupendas de dar un poco de vida a tus presentaciones y conseguir enganchar a tu público desde el principio hasta el final.

 Pecha Kucha, Storytelling y Elevator Pitch. Atrévete a dar un paso más en tus presentaciones

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Jueves, 12 de marzo de 2015.