Por Gemma González Andrés, Neuroleadership- i4 Partner y Socia Directora Konnectare Values

Llevo más de 10 años trabajando en el mundo del liderazgo, estudiando distintas disciplinas, coaching, PNL, indagación apreciativa, CTT (Cultural Transformation Tools) disciplinas que me han permitido tener una visión más humanista del liderazgo y del tipo de líderes que estamos buscando en nuestra sociedad y en nuestras organizaciones.

Estuve muchos años profundizando en por qué algunas organizaciones eran grandes lugares de trabajo. Mi conclusión es que cada uno de nosotros, sea cual sea el papel que estemos desempeñando, como padres, como amigo o como manager, tenemos que decidir ser uno más o marcar la diferencia.

La neurociencia crea un puente entre la ciencia y el humanismo. Comprender cómo funciona nuestro cerebro nos permitirá elegir una respuesta consciente frente a un comportamiento inconsciente que sigue patrones, creencias y formas de hacer de siempre.

Las organizaciones no cambian, cambian las personas que trabajan allí.

Vivimos en un mundo complejo, lleno de incertidumbre. Si entendemos cómo funciona nuestro cerebro y anticipamos la manera en que percibimos los cambios como amenazas, podremos estar mejor preparados para dar una respuesta diferente.

Hay dos cosas que me gustaría destacar de nuestro cerebro:

El cerebro puede desarrollarse y cambia físicamente con la experiencia. Lo que se conoce como neuroplasticidad. El cerebro es el único órgano que no se desgasta con el uso. Hay estudios que revelan que en ciertas zonas del cerebro se forman nuevas neuronas a partir de células madre (neurogénesis). Fred Gage, del Instituto Slak en La Joya (San Diego) es uno de los grandes investigadores de la neurogénesis.

El cerebro sigue por defecto patrones basados en nuestra experiencia y en nuestras creencias pero con voluntad y coraje, podemos aprender a pensar y a actuar de forma diferente, creando nuevos circuitos neuronales que con el tiempo, adquiriendo nuevos hábitos, pueden llegar a formar nuevas neuronas en nuestro cerebro. Ya no nos vale decir “Yo soy así, y no puedo cambiar”.

El cerebro es un órgano social. Necesita de interacciones sociales para sobrevivir. Naomi Eisenberger, de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), una de las más destacadas investigadoras en neurociencia social comprobó con un experimento con voluntarios que cuando las personas se sienten rechazadas socialmente, se activaba la misma región del cerebro que se activaría si tuvieran dolor físico. Estas investigaciones cuestionan la pirámide de Maslow (que situaba las necesidades sociales a un 2º nivel, por encima de las necesidades físicas) y son un claro argumento para dedicar más tiempo a las relaciones, a generar vínculos emocionales dentro de las organizaciones.

Modelo i4 de Silvia Damiano

Silvia Damiano propone un modelo que democratiza el liderazgo, que pone al alcance del individuo su razón de ser, su poder para cambiar las cosas y su capacidad para adaptarse a un mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo).

El Modelo i4 es un modelo de Liderazgo personal que mira al futuro de frente, sin miedo. Integra competencias de los 2 hemisferios. Elige un estilo de liderazgo inspirador, creativo, colaborador, innovador.

El Modelo i4 de Silvia respeta pudorosamente al ser humano, a la diversidad como fuente de enriquecimiento dentro de las organizaciones. Cuida aspectos que no se han tenido en cuenta en otros modelos como la generosidad, la curiosidad, el coraje. Es un modelo que ayuda a gestionar la diversidad, el mundo digital y la realidad actual.

El modelo i4 toma su nombre de 4 pilares: Integración, Imaginación, Inspiración e Intuición, competencias que nos llevan a visualizar un mundo lleno de posibilidades.

neurolider

Todos nosotros llevamos un neurolíder dentro, un superhéroe como dice Silvia Damiano en su libro “Leadership is Upside Down”:

“Los superhéroes tienen poderes especiales para inspirar a otros y la integridad para defender sus valores, incluso cuando todo a su alrededor se esté desmoronando. Ellos tienen confianza, son valientes, conscientes, con propósito, enérgicos, aventureros, serviciales y generosos “.

Debemos aprender de nuestro cerebro, desaprender todo aquello que no nos haga brillar y empezar a ser la mejor versión de nosotros mismos.

Próximo Curso:

Neuroliderazgo: desarrollando competencias del Siglo XXI

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