Por Jaime Queralt-Lortzing Beckmann. Miembro del Consejo Asesor La Salle International Graduate School of Business

Es una teoría, políticamente nada correcta, pero que sostengo desde hace tiempo, y a la que he dado en llamar el ‘Síndrome de Madre Española’. Estoy convencido de que éste es uno de nuestros mayores problemas estructurales y que, o lo afrontamos a la mayor brevedad posible, o nos pasará factura a no mucho tardar.

Se trata de ese ‘niño’ de 34 años que dice en casa que se quiere emancipar. La respuesta automática de la madre afectada por este síndrome será: -“¿y dónde vas a ir que estés mejor que aquí?, ¿pero es que te falta algo?, ¡anda, no digas tonterías!”

Si nuestro voluntarioso ‘chaval’, sin embargo, insiste en abandonar el nido familiar, su madre le instará a traerle todas las semanas las camisas para planchárselas y, simultáneamente, le hará entrega de una sarta de fiambreras con unas albóndigas para el Lunes, unas croquetas para el Martes, unos macarrones para el Miércoles… Es decir, del amor de madre a la sobreprotección dista apenas medio milímetro.

Y esto, aunque no lo creamos, tiene consecuencias económicas. Si en casa de papá y mamá tengo una lavandería, junto con un restaurante, uno de los mejores hoteles y un cajero automático, todo en uno; nos encontramos con una juventud poco necesitada de la búsqueda de un empleo. De hecho, si lo encuentra, esos emolumentos los invertirá en sus propios caprichos y poco más.

En Centroeuropa la situación es muy diferente. Un joven de 18 ó 19 años ya está pensando en salir de la casa de sus padres y ‘buscarse la vida’. Estudiará en otra ciudad, o incluso en otro país, y pagando una buena porción de sus estudios con su trabajo por las tardes en uno de esos aquí denostados ‘minijobs’.

¿Resultado? Los países centroeuropeos tienen una generación de recambio mucho mejor preparada que la nuestra para afrontar las dificultades, con una mayor experiencia vital, y con una resiliencia y madurez que nuestros jóvenes no pueden ni imaginar.

Generalizar siempre es injusto, y encontraremos honrosísimas excepciones a esta regla general que he planteado aquí. Por cierto, que bastantes de estas excepciones ya han cruzado la frontera camino de otros horizontes, pero en fin.

Sin embargo, a una inmensa mayoría la vamos a encontrar en esta teoría. Y yo me pregunto: ¿tiene esto que ver con un ratio de desempleo del 55% en España de las personas de entre 18 y 25 años? Les dejo a ustedes la respuesta, que en bastante charco me he metido ya.