Por José Manuel Montero, colaborador de LA SALLE IGS.

La inteligencia Competitiva es una estrategia que utiliza una metodología en progresiva implantación en las compañías que han visto la necesidad de ampliar el espectro de información para analizar dentro del proceso de toma de decisiones interno en función de una comprensión más amplia y enfocada al futuro, del entorno en general, no solo de su sector industrial o de sus competidores directos. En esquema habría tres o cuatro partes definidas del proceso de IC, por un lado la definición del modelo de negocio y necesidades de información para el diseño de un plan estratégico competitivo, una segunda fase donde los analistas recopilan y procesan la información para proporcionársela a los responsables de tomar decisiones sobre el rumbo de la compañía, sin esperar a reaccionar solo ante movimientos de los competidores y del mercado en general, sería entonces tras la implantación cuando el ciclo de inteligencia nos facilita evaluar el efecto obtenido en la implantación del plan y las reacciones de todos los actores del proceso económico y a partir de esta fase es cuando se deberían introducir cambios sobre la planificación inicial con el fin de mantener e incrementar nuestras ventajas competitivas.

Si queremos aportar información interesante y útil para nuestros seguidores desde este post no solo nos limitáramos a conceptuar lo que significa la Inteligencia Competitiva (IC) y las ventajas que aportan a las organizaciones que cada vez basan más sus decisiones estratégicas en el proceso de la información desde la perspectiva de la IC. Por ello creemos oportuno hacer un breve recorrido a lo que significa la IC y sus aportaciones al proceso empresarial. Tampoco es algo innovador definir cualquier organización como un conjunto de decisiones estratégicas que dirigen la evolución de la misma mediante su implantación a niveles tácticos u operativos, es decir cualquier empresa que posee un plan estratégico bien elaborado, en definitiva consta de tres o cuatro decisiones de alto nivel, diversificación de productos o especificidad, orientación a la calidad en el servicio al cliente o liderazgo en precios, enfoque local o internacional, crecer dinámicamente o estabilizarse en un mercado o segmento del mismo, etc. Por ejemplo desde la perspectiva del modelo de cinco fuerzas de M. Porter (1989), el cual es utilizado para evaluar la rentabilidad de un modelo de negocio en su implantación, si añadimos la técnica de la IC, podríamos mejorar el proceso decisor tanto en la planificación como en la implantación y posterior control del resultado obtenido.

Si unimos ambos aspectos vemos que para que la estrategia empresarial sea exitosa debe ser diseñada como poco de mejor manera que nuestros competidores, aprovechando las mejores prácticas, pero adaptadas a nuestras capacidades y objetivos y cualquier proceso de implantación de estos planes sería ideal que fuesen apoyados en la “certeza informativa”. Esta última premisa es básicamente imposible de conseguir, pero como es una realidad universal, aquella organización que procese la información de manera más eficiente, partirá hacia buen puerto con mayor seguridad de aquellas que esperan a otros a ver como les resulta adentrarse en nuevos productos, clientes o mercados. ¿Porqué las tablets son un producto donde compiten las compañías tecnológicas hasta el límite de la posible imitación de patentes? O ¿Cómo competiríamos con los mercados emergentes cuya mano de obra es de bajo?, ¿bajando precios, mejorando márgenes o mejorando nuestros procesos de producción, comercialización e innovación? Todas las respuestas a estas cuestiones tienen referencias a la introducción de la IC en la estrategia empresarial. Pero con un axioma fundamental: “Utilizar la información obtenida mediante prácticas legales”. Se trata de facilitar la toma de decisiones estratégicas, mediante el procesamiento de múltiples variables que ofrece e influyen en el entorno y mejoraría el proceso de implementación de dichas decisiones. Diseñando y rediseñando modelos de negocio basándonos en el trato adecuado de la información.

Sin lugar a duda esta metodología se basa en el uso de tecnología, pero más allá de una gestión pura de información (bases de datos), sino más basada en conocimiento y no solo de soluciones internas de la compañía o un análisis adecuado de variables del entorno relacionadas con el negocio (mercado, sector, clientes, competidores, recursos y capacidades, etc.), sino información múltiple y dispar que facilite un proceso de análisis, planificación, implantación y mejora continua más amplio y eficiente.

Philip Kotler en su libro “La Ciencia del Caos” (2009), hace en primer lugar referencia a las conclusiones del informa del National Intelligence Council titulado Global Trends 2025, donde ofrece el análisis de escenarios futuros basados en el análisis de variables como la demografía, globalización o el cambio climático, para estimular el proceso del “pensamiento estratégico”, para afrontar múltiples y diversas turbulencias que tiñen el panorama de gran incertidumbre. En función de esto P. Kotler, recuerda 2008 como un año donde se produjeron hechos que han influido notablemente en la evolución del escenario económico y financiero actual y de futuro, desde los atentados de Bombay, una de las capitales clave de los países denominados BRIC (Brasil, Rusia, India y China), acrónimo acuñado por Jim O´Neill , jefe de investigación global de Goldman Sachs en 2001. A su vez esta compañía Goldman Sachs junto a Morgan Stanley, el 21 de septiembre de 2008, cambian las reglas de juego en Wall Street, provocando un cambio sorprendente que influyó de manera fehaciente en la generación de turbulencias en el mercado global.

Por último recomiendo la lectura de un artículo de ese mismo año, publicado por McKinsey (“Leading Through Uncertainty”, McKensey Quaterly 2008), donde publican la matriz “Hard, Harder, Hardest Times” (Lowell Bryan y Diana Farrell), según la cual los líderes empresariales y de organizaciones en general deberán adoptar decisiones estratégicas incluyendo variables de sucesos adicionales, tendencias, junto con variables propias, con el fin de crear “opciones estratégicas y tácticas” para liderar organizaciones viables, con posibilidades de éxito y sostenibles en el tiempo. Pero ¿Cómo podríamos mejorar este proceso, desde la perspectiva tradicional de análisis del entorno y la competencia?

Referencias:

1-     M.Porter : “Modelo de las cinco fuerzas”. Harvard Business School (1989).

2-     P. Kotler: “La ciencia del caos”. Ediciones gestión 2000 (2009.

3-     National Intelligence Council. Global Trends 2025.

4-     L. Bryan y D. Farrell: Hard, harder, hardest times. Mckensey Quaterly (2008).

Próximamente en La Salle:

Taller de INTELIGENCIA COMPETITIVA para intraemprendedores : 21 Noviembre 2012