Por Elena Pérez Moreiras, Colaboradora en La Salle International Graduate School of Business

En un entorno empresarial cada vez más cambiante, competitivo y retador, es de vital importancia encontrar y aplicar nuevas formas de intervención con el fin de energizar, motivar e impulsar tanto a los profesionales como a los sistemas donde estos se desarrollan, facilitándoles descubrir todo su potencial, reconocerlo y ponerlo al servicio de la organización a la que pertenecen.

La revolución digital está conmocionando nuestro entorno, nuestra vida privada y nuestra vida profesional. Los paradigmas que nos servían hasta ahora están desmoronándose hasta límites insospechados; las formas de hacer y las reglas tradicionales que han reinado el mundo de los negocios y el entorno empresarial dejan, en muchos casos, de ser eficaces. Las fronteras entre lo privado y lo profesional son cada vez más gaseosas.

Observamos cómo se están desarrollando en nosotros mismos y en aquellos que nos rodean capacidades que creíamos no poseer. Nos descubrimos cada vez con más frecuencia, realizando varias cosas a la vez, contestando mensajes a dos o tres bandas, manteniendo conversaciones simultáneas. El pensamiento paralelo se dispara y la intuición preside muchas de nuestras decisiones ante la incapacidad de estudiar de manera detallada y profunda, toda la información que nos llega en forma de avalancha. Nuestro cerebro se está volviendo más rápido a la hora de procesar información y observamos cómo cada vez más fácilmente somos protagonistas de sincronías que a veces nos parecen magia.

Sin duda, estamos viviendo uno de los cambios evolutivos más importantes en el potencial humano desde el punto de vista histórico que jamás antes se haya experimentado. El tiempo y el espacio, parecen cobrar nueva dimensión. Quizás nuestros abuelos o tatarabuelos vivieran lo mismo con la revolución industrial o con la invención de la luz, el teléfono o mucho antes, la rueda, pero la verdad es que a nosotros nos parece, que esto es mucho más “fuerte”.

En este contexto, descubrir qué otras maneras de aprehender tenemos, cómo potenciar al máximo nuestro talento, es de vital importancia para garantizar nuestro proceso adaptativo y dar un paso adelante en nuestra evolución como especie.

El nuevo concepto de Inteligencia Energética se formula en este marco de referencia como un vehículo para concretar y entender mejor ese potencial “oculto” que habita en todos y cada uno de nosotros mismos, y que con este cambio “ambiental” al que nos estamos enfrentando, va saliendo al exterior y encontrando la manera de hacerse más consciente y evidente.

Los avances científicos en neurociencia que vienen sucediéndose muy especialmente desde principios del año 2000 comenzaron a evidenciar algo que hoy es totalmente indiscutible: la neuroplasticidad. La capacidad “plástica” de nuestro cerebro que va respondiendo a la estimulación a la que le vamos sometiendo, creando nuevas neuronas y nuevas conexiones neuronales en zonas donde hasta ese momento, se había pensado existía una especialización, que se creía, determinaba de manera inmutable su función.

La Inteligencia energética, entendida como la capacidad del ser humano para identificar las energías que habitan dentro y fuera de sí mismo, diferenciar unas de otras y utilizar esta información para la consecución de objetivos propios y colectivos, es una oportunidad para descubrir el talento que tenemos oculto y que podemos explotar para ponerlo al servicio. El modelo ofrece una mirada holística del ser humano, de sus dominios, niveles de consciencia, estructuras cerebrales y corporales, de todas sus inteligencias, así como, una manera de intervención para desarrollar ese potencial escondido, creando entornos de aprendizaje que exploten todos nuestros sistemas de representación y que nos permitan llegar a ser metacompetentes (una metacompetencia es una competencia que es tan importante que nos posibilita la adquisición de nuevas competencias).

En la nueva era digital ya no es suficiente ser competente, es preciso poseer un elevado nivel de consciencia sobre nosotros mismos y lo que nos rodea que nos permita en cada momento reaccionar a las oportunidades y retos que se nos presentan, valorar de manera simultánea múltiples opciones y responder de manera flexible y rápida a los estímulos que se nos presentan, lo que supone un ejercicio continuo de auto-regulación, al tiempo que tener claro cuál es nuestra misión, el para qué hemos sido creados que, en última instancia, es lo que da sentido a nuestra existencia.

Bienvenidos a la era digital, bienvenidos a la era de la metacopetenciación, bienvenidos al descubrimiento de vuestra inteligencia energética, puerta abierta para el desarrollo de todo vuestro potencial.